La ciudad de las multas
Si por algo se la conoce a Singapur en el mundo es
por la cantidad de multas que impone. Tal es la fama que se hizo que hasta
venden los suvenires para turistas describiéndola como tal. La que más llama la
atención mundialmente es la prohibición
de consumir chicle. Vamos a aclarar algo al respecto: lo que está
prohibido es venderlo y escupirlo en las calles, por lo tanto, si llevás
chicles en tu mochila y los consumis como se debe (tirándolos en un tacho de
basura), no vas a ser acusado como traficante de goma de mascar… (?). Puede ser
que no veas ningún policía cerca y te quieras pasar de vivo con Singapur, pero
cuando pensaste que zafabas, de entre la multitud va a aparecer el buchón. No
es un patriota justiciero con ganas de hacerte cumplir la ley, sino uno de los
tantos policías encubiertos que caminan las calles sin uniforme para que
sientas su presencia sin verla.
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